La música no se oye solamente por el oído, sino por todo el cuerpo, pues todas las facultades humanas se auxilian mutuamente ofreciendo equilibrio y armonía. Esta es la tesis en la que se basa en método Dalcroze, una técnica que promueve el aprendizaje musical a través del solfeo corporal, en un intento de que el alumno tenga primero una “vivencia musical” a través del cuerpo, y posteriormente comprenda la música gracias a las imágenes interiores que se ha formado por los movimientos.
El método Dalcroze se fundamenta en tres áreas básicas y relacionadas: la rítmica, el solfeo y la improvisación. La rítmica corresponde a la experiencia sensorial y motriz, en la que la persona, conducida por la música, se pone en movimiento realizando con su cuerpo diferentes aspectos musicales: tempo, matices, ritmo, forma, armonía…
Precisamente, con el objetivo de dar a conocer a conocer este método educativo, el Centro de Estudios de la FSMCV ha puesto en marcha el curso “La rítmica Dalcroze y su pedagogía”, que busca acercar a los docentes esta práctica.
La rítmica Dalcroze es un método activo de educación musical, basado en el aprendizaje de la música a través del movimiento corporal del alumno. Jacques Dalcroze, un compositor y pedagogo suizo que se oponía al aprendizaje mecánico de la música, desarrolló este método pedagógico después de observar los problemas de aprendizaje que tenían sus alumnos en las clases de solfeo, y concluyó que la musicalidad puramente auditiva es una musicalidad incompleta, por lo que debe completarse con las sensaciones corporales. Así, Dalcroze introdujo estrategias educativas que incorporaban el movimiento, creyendo que la musicalidad debía surgir del propio cuerpo.