El compositor natural de Enguera es en la actualidad uno de los autores de música de banda de mayor proyección internacional, y a través de la entrevista intentaremos conocer más en profundidad su faceta compositiva, principalmente.
¿Qué significa la composición para ti y qué aporta en tu día a día?
Sin duda, la composición es, dentro de mis otras actividades como músico, la que más me motiva. Cuando pasas el resto del día realizando tu trabajo rodeado de personas (bien sean alumnos/as o compañeros de profesión) y de alguna manera dependes de todos ellos para satisfacer tu inquietud como artista la labor creativa aunque solitaria es muy, muy gratificante. La verdad es que la figura del compositor me ha fascinado desde muy pequeño. Ya cuando era un joven músico de la banda de mi pueblo, me gustaba hacer pequeños arreglos de canciones conocidas o trataba de adaptar para banda algún fragmento de banda sonora. Posteriormente cuando estaba cursando los estudios de armonía me permitía hacer algunas modestas composiciones para diferentes plantillas instrumentales, y como no, algún que otro pasodoble de juventud. El primer trabajo interpretado en público fue un Himno que escribí en el año 1.991 para la población francesa de Marcillac y que fue estrenado por la banda de Enguera en un viaje realizado a esta población. Estos días acabo de comenzar mi trabajo 117. Ya ha llovido un poco desde entonces, ¿no os parece?
Teniendo en cuenta tu amplia experiencia, ¿cómo definirías tu propio estilo compositivo a nivel general y qué características o valores crees que te definen mejor?
Trato de moverme dentro de una línea que me permita utilizar un lenguaje moderno y actual sin llegar a caer en la tentación de la música estrictamente comercial. Una de mis grandes preocupaciones es no incidir en un estilo demasiado superficial y que fruto de ello mi música sea excesivamente “previsible”. Intento en cada uno de mis trabajos demostrar una evolución continua y una constante búsqueda de sonoridades y texturas diferentes. En cuanto al lenguaje utilizado, va en función del tipo de obra y de para quién está dirigida. Los sistemas compositivos muy rígidos como el serialismo integral, etc. me someten en exceso. Prefiero procedimientos como el del tratadista francés Edmon Costère, el americano Vincent Persichetti, o el sistema de escalas de Messiaen. Todo esto en el ámbito de la música camerística o sinfónica. En el ámbito de la música de banda ya depende de otras variables que, en ocasiones, se escapa a mi propia elección pues el mundo editorial exige por desgracia ciertos rasgos estéticos para una mejor divulgación y venta de la música editada. A pesar de esto, y como ya he dicho, siempre procuro moverme en la línea de lo que el mercado obliga y a mí me apetece escribir.
La labor creativa aunque solitaria es muy, muy gratificante. La verdad es que la figura del compositor me ha fascinado desde muy pequeño.”
El repertorio de banda está muy presente en tu catálogo de composiciones, ¿qué ventajas destacarías en cuanto a las posibilidades tímbricas y de plantilla que ofrece este tipo de formación?
A diferencia de lo que mucha gente piensa, escribir para banda resulta muy difícil sobre todo desde un punto de vista tímbrico. Cuando compones para orquesta, coro, o cualquier otra combinación camerística, no tienes delante de ti tantos problemas de instrumentación. No debemos dejar de pensar que en la instrumentación para banda siempre se enfrentan “vientos contra vientos”. Por otro lado, justo es decir que hoy por hoy las bandas asumen cualquier tipo de reto a la hora de estrenar tus trabajos, cosa que no ocurre en el mundo orquestal donde sacarlos del repertorio universal es mucho más complicado. Es por esto que la banda es un medio muy versátil para abordar cualquier tipo de propuesta estética. Cada vez más son las bandas que incluyen obras de un lenguaje, digamos, menos convencional, y con excelente aceptación por parte del público. Esto es una buena señal.
Si hablamos del repertorio de música de viento y de la evolución del mismo, ¿qué te llama la atención de la evolución del mismo? Bajo tu punto de vista, ¿cómo se puede programar con “coherencia”?
Siguiendo el hilo de la anterior pregunta incido en que el lenguaje de la música para banda ofrece un montón de propuestas diferentes, complementarias y la mayoría, muy interesantes. No nombraré a ningún compañero porque no quiero dejarme a nadie “en el tintero”, pero puedo afirmar, sin temor a equivocarme que, la comunidad valenciana tiene un elenco de autores que no tiene parangón en todo el mundo. Otra cosa distinta es que dispongamos de la “maquinaria de marketing” o de difusión de la que gozan los autores vinculados a potentes editoriales como De Haske, Hal Leonard, etc. En este abanico de distintas propuestas hay compositores de música más comercial, otros autores con un lenguaje más en la línea del sistema tonal y otros más vanguardistas. Al respecto de programar con coherencia también me atrevo a decir que, en general, se ha avanzado bastante a este respecto. Cada vez más se realizan programas de concierto temáticos en los que un hilo conductor unifica las obras incluidas y programas en los que las obras se han elegido siguiendo un patrón y un criterio de coherencia apropiado. No olvidemos las transcripciones de música orquestal.
“La Comunidad Valenciana tiene un elenco de autores que no tiene parangón en todo el mundo. Pero nos falta marketing, tejido industrial e inversiones”
Sin duda, la composición es una profesión muy exigente, a nivel general ¿qué consejo le darías a un joven que quiera dirigir su carrera al ámbito de la composición para banda?
La composición requiere una gran dosis de vocación pero, indudablemente, si queremos escribir con garantía debemos prepararnos bien y adquirir las estrategias y técnica apropiada. Por otro lado es necesario que marquen bien su camino y no se dejen llevar por inconsistentes efectos “cosméticos” para su música. En la actualidad los programas de edición han permitido que escribir música (lo de componer es otra cosa) esté al alcance de cualquier músico e incluso escuchar el resultado con su orquesta o banda virtual. Esto posibilita que el catálogo se haya multiplicado, pero puedo garantizar que, si el autor/a de estas obras no tiene la preparación suficiente, esta música aportará poco o nada a lo ya escrito. Cada compositor/a debe elegir cual es su propuesta estética (todas respetables si se abordan con rigor y seriedad) pero es crucial no caer en patrones o clichés ya explotados hasta la saciedad por otros compositores y encontrar tu propia personalidad creativa.