-¿Cuál cree que es la esencia de la FSMCV? Yo creo que la esencia es el asociacionismo. La Federación nace por una necesidad de tipo asociativo. En su primera fase las asociaciones estaban aisladas, hay que tener en cuenta que antes solo se funcionaba con un gobierno central. Era más complicado, a la hora de buscar apoyo, y más de forma individualizada, por eso teníamos ese afán de tener un interlocutor válido. -¿Qué le ocupa y preocupa en este momento? (Suspira) … Me preocupan muchas cosas, entre ellas, me preocupa mucho la falta de visión de futuro que existe en las sociedades ahora mismo y su miedo a profesionalizar la gestión de las mismas, y creo que es un factor clave para la sostenibilidad de las mismas. También me preocupa que la clase gobernante funcione no acorde con la realidad sino a criterios estrictamente ideológicos -políticos que está demostrado que en la mayoría de los casos no resuelve los problemas de los ciudadanos. -Habla de criterios políticos… ¿Cómo es la relación de la FSMCV con la administración autonómica? Para entender la situación actual tenemos que entender también los antecedentes. En este caso los más reciente vienen del año 2009 cuando empiezan a hacer recortes a la federación y a sus programas, programas que además estaban ya completamente ejecutados. Salen unos presupuestos para el 2010 con unos recortes de prácticamente el 60% afectando especialmente a las escuelas de música. Yo creo que ahí viene el primer antecedente fuerte, nosotros protestamos de forma institucionalizada, hicimos enmiendas parlamentarias, y no se aceptó ninguna. Llegamos a enero de 2010 y es cuando la Federación entendió que se había ultimado la vía amistosa para la resolución de éste problema que desde nuestro punto de vista, en un par de años hubiera acabado con las políticas públicas de apoyo a las sociedades musicales, e iniciamos una fuerte protesta reivindicativa que fue dura hasta el 20 de agosto. Después de no recibir ninguna consigna ni ninguna mano tendida de los entonces consellers de educación y cultura pasó una cosa que no había pasado nunca, el Presidente de la Generalitat desautorizó a los consellers Font de Mora y Miró para nombrar a un interlocutor único y válido, y lo hizo en la figura de Serafín Castellano que fue el que se sentó con la Federación. Entendemos que lo que cambió no fue la sensibilidad del Gobierno, sino más bien, pensando en un posible coste político ante la proximidad de elecciones. Ahora con Serafín Castellano tenemos una relación correcta donde cada uno ha mantenido su rol. -«Hace falta replanteárselo todo. Dónde estamos, dónde queremos ir». Con esta idea introdujo usted en el mes de enero el III Congreso General que organiza esta entidad bajo el lema «De la memòria a la innovació». ¿Qué significa ese todo? Ese todo significa una reflexión estratégica de profundidad y calado. La Junta Directiva entendió que esa reflexión que iba a marcar las líneas de futuro no era para hacerla en solitario, no está legitimada para hacerla en solitario, por eso, planteamos abrir dos procesos paralelos que se complementan e interactúan, uno es el Plan Estratégico General de Sociedades Musicales. Yo soy un profesional que viene del área de la empresa y mi especialidad es la estrategia y precisamente por eso creo que es vital tenerla junto con planes de actuación. Tenemos que saber dónde queremos ir y cuáles son los elementos a destacar para lograr lo que queremos ser, y para conseguirlo teníamos que darle voz a todo colectivo, por eso iniciamos el tercer congreso general con una plataforma digital. -El lema del congreso dice mucho, “De la memoria a la innovació”, ¿es una mención al pasado y al devenir de las sociedades? Así es, por eso se plantea la plataforma digital, para tener una mayor participación ciudadana, adaptados a los nuevos tiempos. -Aunar tradición con los nuevos tiempos. ¿Saben hacerlo las sociedades musicales? Ese es uno de los grandes problemas de las sociedades musicales, tenemos mucha tradición y la actividad está muy arraigada con su entorno próximo pero yo creo que por la falta de profesionalización en la gestión estamos perdiendo el tren de la modernidad, se resiente por una actitud un tanto caciquil de intentar preservar los espacios locales de la sociedad con visiones de poca perspectiva de futuro. Creo que necesitamos un relevo generacional, no solo en edad, también mental. -¿Ve éste momento como una oportunidad de avanzar en gestión y eficiencia, educación musical y talento; dinámicas sociales y valores?. Soy optimista (sonríe) estoy convencido de que lo que se proponga se podrá llevar adelante. Yo soy de los que piensa que en la crisis está la oportunidad. La gobernanza la tenemos que avanzar hacia una mayor democratización, ser más rigurosos. Utilizamos datos de encuesta que apuntan a que la estructura y gobernanza de la Federación es muy democrática, pero la de las sociedades musicales no lo es tanto. -Ha dicho que es optimista, ¿cómo se definirá? Soy una persona seria que asume bien los riesgos, polifacético, apasionado por todo lo que hago y sobre todo muy perseverante, motivado por el logro. Me motiva la consecución de los objetivos. -Entre esos objetivos, han planteado una reforma en la Constitución. Sí, el objetivo de esta iniciativa, es que la Carta Magna garantice una educación musical de calidad en el sistema educativo que sea tenida en cuenta por las diferentes leyes que pudieran desarrollarse en un futuro. Nace del especial interés que ha tenido la Federación en las escuelas de música. Para nosotros la enseñanza musical es uno de los pilares fundamentales de las sociedades. Sin escuelas de música no hay futuro, estaríamos hablando de agrupaciones artísticas aisladas con un futuro bastante incierto, eso nos llevó a instar a la Conselleria a cambiar el modelo de escuelas de música para que fuera más abierto, plural y que diera cabida a muchas especialidades. La idea era que no fuera modelo pseudoconservatorio . Las escuelas de música no tienen que ser conservatorio, tienen otra función más amplia. Esta nueva aproximación que está ya en proceso de anteproyecto de decreto y que se publicará antes del verano, puede servir para asegurar sostenibilidad y calidad en un futuro. -Y en la actualidad, ¿qué visión tienen en el exterior de las sociedades? De lo que yo sé, en el Ministerio de Cultura de Colombia, de República Dominicana o en Costa Rica, entienden que la red de escuelas de sociedades musicales es una realidad única en el mundo. Gusta porque forma parte de la comunidad. En Colombia hay un proyecto en el que la FSMCV ha participado, es el Plan Nacional de Música para la convivencia, exitoso en la lucha contra la violencia. En España tenemos además a unas sociedades que se autofinancian casi en un 80% por la prestación de sus servicios. -¿Y cuando dicen que están subvencionadas? Eso es una falacia, lo que pasa es que muchos ayuntamientos han enmascarado históricamente el pago de servicios a la comunidad como subvenciones por temas fiscales, en realidad son prestaciones de servicio encubiertas. -¿Se ve en un futuro como presidente de la FSMCV? No (rotundo). Yo cumpliré mi etapa, intentaré que todo lo que se haya hecho en estos años tenga una cierta continuidad, que no se abandone el planteamiento estratégico y que continúe la Federación con el mismo rigor que creo que tiene ahora. No es bueno perpetuarse en el cargo y eso es algo que los presidentes de las sociedades musicales tendrían que hacerse ver, y más en casos de gente que lleva 15 y 20 años en el cargo…