Hoy me ha llegado una publicación que mucha de la gente desconoce. Pero no porque haya sido ocultada. De hecho, hablo del BOE del pasado 28 de diciembre, que cual previsión de la inocentada que nos esperaba, publicó el Ministerio de Cultura con la Resolución por la que se incoaba el expediente para declarar a las Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana “Manifestación representativa del Patrimonio cultural inmaterial”. Pues bien, nadie la vio.
Ni la Federación, por lo visto. Ni la Consellería de Educación del Gobierno de la Generalitat Valenciana. Ni los técnicos de la Dirección General de Cultura y Patrimonio de la GVA. Ni los responsables de estas cosas dentro de los grupos parlamentarios y partidos políticos. Claro que tampoco esos que se rasgan las vestiduras y se les inflama la yugular ahora por la “afrenta” catalana que estamos padeciendo según ellos. Nadie, repito. Y me sorprende. Me sorprende mucho. Pero a estas horas estoy seguro que, tampoco, nadie de los que en su día conformamos la “Comisión del BIC” en la FSMCV, los técnicos de la Consellería y los políticos por cuyas manos pasó aquel expediente, nos leímos el BOE del día de los inocentes de 2020. BOE que contenía ya todo esto que ahora está causando tanto revuelo y que relaciona el origen de nuestras Bandas de Música con otro movimiento con el que nada tienen que ver y habla de una entidad impulsora concreta lo cual es rotundamente falso, aunque figure en el BOE.
Sería por la fecha, que tal vez alentó a alguno o alguna a pensar que se trataba de una broma, sería por el confinamiento, el estado de alarma, la pandemia… Igual tuvieron la culpa también las fiestas navideñas. Por mi parte sirva de excusa, que no desarrollo actividad alguna que precise que esté al tanto de todo lo que en el BOE se publica.
A mí me ha llegado hoy esa publicación. Y se me han humedecido los ojos al reconocer en el BOE tanto palabras y frases propias como de compañeros y compañeras que conformamos la “Comisión del BIC” en la FSMCV y que trabajamos, duro, para que un expediente sin correcciones graves pudiese ser aceptado por los técnicos de patrimonio de la Generalitat y posteriormente por los diferentes Grupos Parlamentarios de Les Corts Valencianes. El texto que nosotros enviamos a Patrimonio fue trabajado por los técnicos de la GVA y respetado en formas, espíritu y prácticamente en su contenido. Todos contentos y trabajo hecho. Se aprobó en Les Corts por unanimidad y se publicó el BIC en el DOCV y en el BOE.
De esa declaración es de donde imagino que el Ministerio de Cultura habrá bebido, cual fuente principal, para construir el expediente que da lugar a la Resolución publicada por el organismo estatal.
Sin embargo, de dónde ha salido el primer párrafo que conforma el Anexo de la Resolución que habla de los Orígenes/Evolución histórica de las Sociedades Musicales es algo que no sé si algún día llegaremos a conocer. Porque eso en el expediente del BIC no está. Se cita a dos personas, universitarios, los dos y grandes conocedores de nuestro mundo musical y asociativo en ese párrafo, Elvira Asensi y Remigi Morant que, a estas alturas, ya han declarado públicamente que esas líneas ni son suyas, ni las comparten. Y aunque los de la vena inflamada buscan con ahínco culpables, no son estas dos personas quienes han conseguido el efecto macabro que se ha producido, que no es otro que el de deslucir un acontecimiento, sí acontecimiento, como este.
En ocasiones se genera una polvareda tal que no te deja ver el camino. Y creo que estamos en una de esas ocasiones en las que, sumado a los intereses políticos y al ruido de fondo de las redes, los trolls, los hakers y todas estas subespecies digitales hay un error garrafal posiblemente de un técnico de Madrid que no ha acabado de leérselo todo ni de adsorber en su intelecto el expediente que tenía entre manos.
La situación es tal que sobre un fondo sencillamente maravilloso que son nuestras Sociedades Musicales, donde somos muchas y muchos luchando contra viento y marea para que por fin su cultura musical sea patrimonio inmaterial, se han asentado unas formas que han sido deplorables. Tienen razón todos los ofendidos por el lío que ha armado el Ministerio con el origen de nuestras bandas. Sobre todo, aquellos y aquellas a los que ofende igual si se habla de un origen falso, se sitúe en Cataluña o en el norte de África. Yo también estoy contrariado porque se obvia el auténtico origen, que, sin ser exactamente cierto, porque se pierde en la historia, parece combinar los antecedentes de los ministriles, con lo militar, lo eclesiástico y lo social y eso se obvia y no figura en la Resolución final que se publica como resumen del expediente. Y, tras la publicación de diciembre, había veinte días para enmendar las afirmaciones incorrectas que contenía y nadie lo hizo.
Pero llegados ahí, la cuestión es que llevamos más de doscientos años con muy buenos momentos pasados y eso no nos lo va a quitar nadie.
Como digo, lo que no debe ocurrir es aquello de que unos pocos árboles no nos dejen ver el bosque, ya que es muy aplicable a este momento. Creo que se nos debe una explicación y algún día recibiremos estas explicaciones, seguramente vía corrección de errores del BOE.
Voy a ser comprensivo, sencillamente con el mismo criterio con el que me gustaría que la gente fuese comprensiva con los errores que yo pueda cometer y voy a ir a lo verdaderamente importante, seguir celebrando este logro que tanto beneficia al legado musical que nos dejaron nuestros antecesores y que es pura cultura popular.
Si alguien me pide una copia del BOE donde se nombra a las Sociedades Musicales Valencianas como manifestación representativa del patrimonio cultural inmaterial se la enviaré con mucho gusto, pero eso sí, no me temblará el pulso al eliminar del mismísimo BOE dos líneas y media que contienen dos errores que estoy seguro nadie quiso que se produjeran.