El pasado domingo 19 de septiembre se estrenó en el Palau de les Arts Reina Sofia la obra “Fluor, Cobre, Uranio y Vanadio”. Durante algo más de ocho minutos disfrutamos de la composición del siempre estimulante Andrés Valero-Castells. En esta ocasión igual incluso calificar sólo como estimulante su música se queda corto, ya que a lo largo de la obra se escuchan referencias musicales a los celebérrimos Salvador Giner, Beethoven y Massenet. Andrés ha sabido combinar de manera magistral a estos genios armonizando una pieza majestuosa.
Todas estas referencias no son caprichosas. Andrés toma el Himno al saberdel compositor valenciano Salvador Giner precisamente porque se estrena el mismo año en el que se forma la Facultad de Química de la Universitat de València y que coincide en el tiempo con los mismos 125 años vistos ya por el 4º movimiento de la 2ª Sinfonía del maestro alemán. El sugerente viaje se completa llegando a Les Èrinnyes de Jules Massenet que fue interpretada en la solemne apertura del curso académico valenciano 1895-96. Desde estas coordenadas históricas disfrutamos de una composición con la que Andrés Valero da buena cuenta del gran momento artístico por el que está pasando.
Siguiendo con las referencias, el propio nombre de la pieza plasma los fonemas de las siglas de la Facultad de Química – Universitat de València a través de algunos elementos de la tabla periódica de Mendeléyev: Fluor (F), Cobre (Cu), Uranio (U) y Vanadio (V). Para conseguir una musicalidad acorde con la materia científica homenajeada se han incorporado algunos recursos especiales también a la orquesta, insertándose en la percusión una serie de artefactos que nos recuerdan al trajín de los laboratorios con el incesante burbujear de las probetas y los precipitados. Habría que remontarse a los distantes días de Aleksandr Borodín para hilvanar un idilio tan afortunado entre la música y la química.
Además de las cualidades meramente artísticas la pieza esconde mucho más. De hecho, ha sido fruto de una colaboración entre Quimeltia, la Facultad y el autor para celebrar el 125º aniversario de la Facultad de Química de la Universitat de València. Colaboración que como iniciativa nos hace rememorar los grandes mecenazgos artísticos que se han dado a lo largo la historia.
Por la parte de Quimeltia el promotor ha sido Pedro Rodríguez, a quién el autor ha dedicado la obra, y a quién recordamos como expresidente de la FSMCV en su etapa anterior a la actual. Su sensibilidad y compromiso con la música ha fomentado esta cooperación desde el ámbito privado al sector cultural que fue aceptada de inmediato por Adela Mauri, Decana de la Facultad de Químicas de Burjassot, campus en el que el propio Rodríguez finalizó sus estudios de química en este curso que comienza hará 40 años. Ojalá más mecenazgos como este se dieran en el día a día de nuestros compositores y músicos y generaran aportaciones y experiencias tan maravillosas como la que acabamos de interiorizar.
La interpretación corrió a cargo de la Orquesta ADDA Sinfónica de Alicante, siempre con buen nivel y dirigida por el propio autor. Esta interpretación llega con un año de retraso por causa de la pandemia, que también ha querido participar retrasando el estreno de este proyecto.
En resumen, una gran iniciativa en la que Andrés Valero-Castells nos propone viajar en el tiempo con una obra que ya tenemos muchas ganas de volver a escuchar de nuevo. Seguro que serán muchas las orquestas, universitarias o no, que querrán contar con ella en su repertorio. La química lo es todo. Y si es buena química, como la que se ha producido en esta situación, seguro que el resultado es sublime, tal como la obra que acaba de ver la luz.