La 31 edición de la gala de los premios Goya, celebrada el pasado fin de semana para otorgar sus máximos galardones al mundo del cine en España, tuvo en la música uno de sus grandes protagonistas, que convirtieron la de 2017 una ceremonia inolvidable. Y no solo porque la cantante Silvia Pérez Cruz diera la nota cantando a los desahuciados en el momento de recoger su «cabezudo» a la mejor canción en la que sin duda fue una de las imágenes más impactantes de la noche, sino porque, por primera vez, la gala contó con la actuación de una orquesta sinfónica en directo, que terminó por convertirse en uno de los hilos conductores de la ceremonia durante toda la noche.
La Academia ya había anunciado su idea de convertir el acto en un reconocimiento a la importancia de la música en el cine, y para eso quiso contar con la participación de la única formación instrumental de nuestro país dedicada exclusivamente a la música de cine, la Film Symphony Orchestra. La formación, con ADN valenciano, mostró el gran talento musical de sus más de 70 intérpretes, para ponerlo al servicio de una gala que demostró ante el gran público el poder que puede llegar a tener la música en directo. Y es que, más allá de la actuación del presentador de la Gala, Dani Roviera, la música fue una constante sobre el escenario y contribuyó de manera magistral a marcar el desarrollo del acto.
Los cambios de tiempo y de registro se animaban con pequeñas composiciones diseñadas específicamente para ello; las entradas y salidas de invitados se amenizaban con fragmentos que marcaban los pasos, e incluso la imponente banda supo apremiar a los actores que se extendían más allá de lo necesario en sus agradecimientos, con una sutil melodía que los invitaba a terminar su discurso. Una puesta en escena impecable que contó con la batuta del director de la formación, el valenciano Constantino Martínez Orts, que no solo guió a sus músicos con mano férrea a través de las necesidades de un acto realizado en directo para televisión, sino que además fue el autor de algunas de las melodías que amenizaron la noche.
Pero más allá de su papel como parte de la gala, la presencia de la orquesta sinfónica permitió que la música sonara alta y claro como nunca antes lo había echo en momentos como, por ejemplo, la entrega del Goya a la mejor banda sonora. La a formación interpretó en directo las cuatro piezas nominadas, en una demostración de la importancia que la música sigue teniendo para el séptimo arte. Hubo tiempo también para homenajear a grandes maestros como Augusto Algueró o Antón García Abril, autor de la obertura de la Academia para la entrega de los Premios Goya 1987; e incluso se escuchó la obra “Porque somos como somos”, canción dedicada al cine español compuesta por Víctor Manuel con las voces de Manuela Vellés y Adrián Lastra.
La música también tuvo una gran importancia en el momento más nostálgico de la noche cuando se recordó a algunos de los fallecidos en el último año con la música de fondo del incomparable “Cant dels Ocells”, interpretado por el chelista Iagoba Fanlo.
Con todo, una muestra no solo del gran talento musical que abunda en el país, sino también una demostración ante el gran pública de la calidad de las bandas y orquestas sinfónicas que, a pesar de los premios conseguidos, siguen siendo algunas de las grandes desconocidas del mundo de la cultura.
Film Simphony Orquestra
La Film Symphony Orchestra, que fue la formación elegida para estar presente en la 31 edición de los premios Goya, es un novedoso proyecto que nace con la finalidad de cubrir un hueco existente en la oferta cultural y musical de España. Se trata de una orquesta sinfónica profesional de la más alta calidad que, con más de 70 músicos , ofrece exclusivamente conciertos de música de cine – en su sentido más amplio- o de autores estrechamente vinculados al género.
De la mano de su internacionalmente laureado director, el valenciano Constantino Martínez Orts, la FSO ofrece espectáculos de música cinematográfica con o sin proyección visual, con el objetivode acercar la música sinfónica a nuestra sociedad a través de un hilo conductor tan universal como el cine. Tal y como indican desde la formación, la Film Symphony Orchestra es cultura y es pasión; es espectáculo y entretenimiento; una propuesta que simboliza el esfuerzo por reconciliar la música sinfónica con nuevos públicos objetivos a través de un hilo conductor universal como son las creaciones de los grandes compositores del cine.