Casi ocho minutos de un Palau de la Música abarrotado hasta los techos brindó agradecimiento, puestos en pie, a la Banda Sinfónica Municipal que el domingo de mañana, con un sol de bondades ofreció a su incondicional público un concierto inolvidable.
La cita la componía el Carmina Burana de Carl Orff orlado con Saint-Saënts y nuestro Ferrer Ferrán. Fue un aperitivo corto pero entrañable. Empezó con una de las páginas más intensas, rítmicas y coloristas de Saint-Saëns como es la “Danza bacanal” de su ópera “Sansón y Dalila”, para después proseguir con el pequeño poema “El caracol Mifasol” del compositor valenciano Ferrer Ferrán, una simpática obra dedicada a todos los niños que estudian música que tuvo en la Escolanía de la Mare de Déu de la Basílica de la Virgen a la protagonista delicada para una obra, la de Ferrer Ferrán, de timbres tiernos y sugerentes, muy aplaudida.
La sesión continuó con la esperada “Carmina Burana”, de Carl Orff, la más epica de las composiciones del siglo XX, en este caso para Banda Sinfónica, según la adaptación del compositor y arreglista Mas Quiles, lliriano ilustre.
La cadencia del viento madera y la fortaleza del viento metal tuvo su paradigma en la formulación del director Cristóbal Soler como una suplantación exigente de una orquesta sinfónica, para la cual fue compuesta entre los años 1935 y 1936, que ha sido popularizada debido a la aceptación del público por las emociones directas e impulsivas que siempre han gustado al gran público.
Y Cristóbal Soler lo consiguió armonizando matices y doblegando la exigencia de violines y violas de la orquesta, en un a versión que no echó de menos la de una orquesta. Este fue su gran mérito.
Cristóbal Soler nos dijo al finalizar el concierto “No hubiera sido posible sin una banda repleta de talento y una disposición profesional de primer orden. En mi gestión de apenas un mes he percibido una determinación en los músicos que quieren se protagonistas de un nuevo tiempo.”
“Carmina Burana es una obra exigente –añadió–. Me había propuesto que fuera desde la raíz de lo más valenciano, como es la coral San Yago que recibió para la ocasión el refuerzo de antiguos cantantes, hasta llegar a más de cien componentes y la Escolanía de la Virgen, con sus voces etéreas que a pesar de tener solo dos intervenciones solistas, se hizo notar como contrapunto de la fortaleza vocal de la coral.”
“Además, esa valencianidad se completó con las tres voces solistas, la soprano Saray García, el tenor Rafael Quirant, el barítono Fernando Piqueras; los tres valencianos de enorme calidad” –concluyó el director, evaluando una actuación valenciana con el descaro de la autoafirmación del enorme caudal musical que generación tras generación ha expresado en todas sus facetas la exigencia de una necesidad de ‘cantarlo’ al mundo.
Además, el público asistente pudo escuchar tal vez la voz singular, epicéntrica de un tenor contratenor con la única voz tal vez en España asopranada, de timbres inmersivos y con ecos medievales, según nos gustaría pensar. La de los siglos XII y XIII, el del primer crecimiento económico y el de la peste negra, respectivamente, cuyos efectos impulsaron la modernidad tal vez sonaron así, pero lo cierto es que fue un privilegio escuchar a Quirant, junto a sus compañeros Saray y Fernando, los tres valencianos.
Lo importate es que la Banda Sinfónica Musical de Valencia vuelve a gustar, vuelve a ilusionar, y desde luego muestra una estrategia de respaldo a los músicos, cuyo virtuosismo han acreditado, pero que ahora, de la mano de Cristóbal Soler, está en la punta de lanza de lo que los valencianos desean para su Palau, su Orquesta –qué gran comienzo de temporada de la mano de Alexander Liebreich– y su más que centenaria Banda Sinfónica Municipal, que ayer ilusionó a un público que no dudó ponerse en pie y aplaudir durante casi ocho minutos, y eso porque algunos músicos se levantaron antes de tiempo, evitando que hubiera además un bis… tal vez el vibrante “Fortuna, emperatriz del mundo” que fue el causante que toda la platea se alzara con vítores orlando a su banda cuando concluyó.
Como información adicional: decenas y decenas de personas quedaron sin localidad, incluso pudimos ver a gentes con lágrimas en los ojos al recibir la noticia una hora antes de que se habían agotado las entradas…