Detrás de una gran interpretación musical por parte de cualquier banda de música, se esconde un gran trabajo previo que permite preparar minuciosamente la labor de cada músico y de cada instrumento, para que el público pueda disfrutar de las obras en toda su magnitud. Sin embargo, esta ardua labor de ensayos, muchas veces pasa desapercibida para el gran público, que no se imagina el trabajo que hay detrás de cada concierto.
Precisamente eso es lo que ha tratado de evitar la Associació Musical Filharmònica Rossellana, que el pasado viernes 27 de enero la banda tuvo la idea de abrir las puertas de su local a su público y para hacerlo partícipe de cómo se desarrollan los ensayos que tienen lugar cada cada viernes.
La iniciativa tuvo lugar dentro de los actos programados para conmemorar el centenario la formación, y sirvió para que los asistentes pudieran comprobar en primera persona qué pasa cuando la banda se sube al escenario sin público, y atender a los numerosos contratiempos que pueden aparecer: un móvil que no se había apagado y que suena, un músico que se pierde en el momento de tocar, anotaciones en los papeles, y un largo etcétera que no hace sino humanizar la figura del músico.
Al final, la experiencia resultó ser muy interesante y que gustó mucho a la gente que, como siempre pasa en Rossell, asistió con entusiasmo y respeto a todas y cada una de las actividades que propone la banda. La próxima actividad organizada desde la Associació Musical Filharmònica Rossellana será el homenaje que se rendirá a las juntas directivas el próximo 18 de febrero.