Profesor del Conservatorio de Música de Valencia, director de honor de la Primitiva de Paiporta, director titular de la Banda Sinfónica Ateneu Musical de Cullera…Ferrer Ferran es uno de los compositores y directores valencianos más importantes con más de 300 composiciones interpretadas en todos los rincones de la Comunitat Valenciana y del mundo.
Profesor, director, compositor, músico… una extensísima trayectoria que ha traspasado todas las fronteras. Pero, ¿cómo fue el inicio de Ferrer Ferran en el mundo de la música?
Mi comienzo en el mundo de la música fue de muy pequeñito, a los seis años, cuando les pedí a los Reyes Magos un piano, pero me trajeron un piano de juguete. Según me contaron mis padres, cuando lo vi empecé a llorar porque yo quería uno de verdad… y ellos hicieron el esfuerzo, puesto que vengo de una familia muy humilde, de comprarme un piano, una antigüedad de más de un siglo, con teclas de marfil. Mi padre era músico amateur, de las verbenas de aquel entonces y mis hermanos también músicos, por lo que en mi casa siempre había música. Así comencé a estudiar música, me atrapaba, desde entonces solo recuerdo música en mi vida.
¿Y si tuviera que quedarse con una sola faceta dentro de la música?
Es difícil contestar, se entiende que soy pianista, compongo, dirijo…, todo es complementario y necesario, no podría elegir una cosa y dejar la otra. Para componer hay que dirigir y para dirigir hay que componer. Y a su vez necesitas de un instrumento madre como el piano. Yo hago siempre la comparación a tener hijos, la posición de crear, de componer, cuando una mamá o un papá tienen un niño, están creando, es lo más maravilloso, pero también es maravilloso no solo tener al niño, sino educarlo día tras día, eso sería dirigirlo. Cuando tenemos una obra la creamos, es lo más grande, es una satisfacción enorme, pero luego dirigir esa obra, ver todo lo que está escrito en el partitura, sacar todo lo que el compositor ha querido plasmar en unas hojas pautadas en blanco también es muy grande. Y si encima eso lo puedes transmitir a una banda en este caso y a un público que queda entusiasmado, el gozo es enorme.
Piano o percusión, ¿se puede elegir?
Yo realmente no elijo nada, la vida me lleva a unos caminos que me hacen decidir el estar más con una materia o con otra. Tengo más ocasión de tocar el piano puesto que continúo con algunos conciertos, ya en mi juventud era concertista de piano y he recorrido España tocando el piano. Luego pasé a dirigir y a ser director, cuando entonces tampoco componía. Te hablo de joven cuando gané el concurso de juventud de musicales allá por el año 84-85, entonces hice gira por toda España tocando el piano y eso me nutrió mucho para desarrollar mi carrera. No podría elegir. Como he dicho antes, todo es necesario para una formación musical,
En alguna ocasión ha comentado que ya desde niño, Ferrer Ferran soñaba con ser director de orquesta en Alemania. ¿Qué significa haber conseguido ese sueño con conciertos como el que el pasado mes de agosto dirigió en el Castillo de Alzey, en Alemania?
Sí, esa era mi ilusión, ser director de orquesta y en aquel momento del único sitio que se hablaba era de Alemania como lugar para entender la orquesta sinfónica. Hablo de los años 80. En España no había tanta orquesta ni tanta música, no existían redes, ni internet, móviles… había que salir fuera para estudiar dirección y mi propósito era Alemania.
Salir al extranjero y conocer otros ambientes musicales hace que también nuestras bandas y nuestras costumbres crezcan. Nosotros aportamos allí nuestros conocimientos pero también aprendemos cuando vamos a esos lugares. Es una maravilla ese concierto que dirigí en Alzey el pasado mes de agosto en el que había 1000 personas viéndolo en un castillo impresionante, 1000 personas pagando una entrada con un silencio absoluto, un respeto… y era música para banda, era una banda en la que estrené en Alemania “Dragut el Pirata”, la composición que me encarga el Ayuntamiento de Cullera para su certamen. También tenía desde Alemania un encargo sobre una temática que me propusieron sobre un envenenadora que la titulé “El Ángel de la Muerte de Bremen”. Fue fascinante, la verdad es que es otra historia diferente y allí somos muy bien recibidos.
El pasado mes de julio también dirigió, como director titular de la Banda Sinfónica de la Societat Musical Ateneu de Cullera, el concierto homenaje a Rafael Talens con motivo del décimo aniversario de su muerte. ¿Qué destacaría de la obra de este gran compositor?
Este gran compositor fue profesor mío de armonía y estuve muy cerca de él. Cuando fui músico de la Banda Primitiva de Paiporta él tenía mucha relación con la banda y venía mucho allí, conviví muchas noches con él. Rafael Talens fue el que abrió el camino, quien empezó componiendo música original para banda, de las primeras músicas originales para banda. En su caso, casi podría atreverme a decir que, basado en el folclore valenciano, pero orquestado para banda, muy bien orquestado para banda, él es quien abre el camino a los compositores que después hemos llegamos para que haya un entendimiento de que la orquesta de viento, la banda que llamamos, tenga su propio camino y su propio lenguaje. De su obra destacaría su atrevimiento a componer para banda de música cuando entonces no era tan habitual. Yo le agradezco todo lo que ha hecho por la música para banda porque, gracias a él, muchos después hemos continuado su camino.
¿Cuál es la principal inspiración de Ferrer Ferran a la hora de componer una obra?
Tengo que pensar mucho antes de componer. Muchas veces son encargados donde me sugieren temáticas. Lo primero que hay que hacer es investigar sobre lo que vas a componer, las temáticas, las estéticas, y todo tiene que tener una técnica, no se puede componer aleatoriamente, eso de hoy hago un pedacito, mañana otro pedacito…, porque después sale un popurrí y esa obra no llega ni al público ni al intérprete. Todo está basado en lo mismo, pero eso mismo no se tiene que notar, es como el truco. A mis alumnos les digo que cuando nos descubren el truco, la obra pierde interés. Es un trabajo muy laborioso, antes de empezar a escribir pienso mucho y después de pensar me pongo al piano y hago todos los bocetos “a la antigua” tocando el piano, escribiendo a mano, y monto así toda la obra a mano, como se ha hecho siempre, y probando con el piano. Cuando ya tengo todos esos bocetos sí me pongo en el ordenador para ir uniéndolos, orquestándolos.
El pasado mes de noviembre recibió, de manos del President de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, el premio Euterpe Extraordinario como homenaje a su trayectoria en el mundo de la composición y la dirección musical a nivel nacional e internacional. ¿Qué supone para Ferrer Ferran recibir este reconocimiento en su tierra?
La verdad es que no me lo esperaba porque en mi tierra poquitos premios me he llevado, todos los premios han sido siempre en el extranjero o fuera de Valencia y en casa no había llegado el momento. Cuando me anunciaron el premio por mi trayectoria musical a nivel internacional y nacional me llenó de satisfacción y de orgullo porque cuando te reconocen en tu tierra ves que estás haciendo las cosas bien. Además, como yo nunca he esperado nada de nadie, la sorpresa es mayor porque no te lo crees, fue una cosa muy emocionante y emotiva. Te amina a continuar. De joven, cuando empiezo a componer estaba con el Maestro Talens, escuchaba sus pasodobles por todo el mundo y pensaba que el día que yo compusiera mi ilusión era que mi música viajara y estuviera en todo el mundo, que las bandas la tocaran. Se trata de un trabajo muy disciplinado y muy duro y si uno se lo propone, con trabajo y con los conocimientos, se consigue. Por eso agradezco este premio Euterpe que me llenó de satisfacción.
Una de sus últimas composiciones “El brillo del Fénix”, estrenada el pasado mes de mayo, es una creación surgida de un momento tan difícil como la pandemia y el confinamiento de 2020 ¿qué inspiró esta obra?
Llegó el momento de encerrarnos con la pandemia, las bandas se pararon, no podíamos ir al conservatorio, las clases eran online… Estaba muy inquieto y aproveché para componer, para adelantar encargos y para organizar mis trabajos, mis catálogos… ya que tenía mucho tiempo. Pero yo tenía que aportar algo grande a las bandas de música y a la música de banda. Quise componer una obra sinfónica, coral, que se puede interpretar con coro mixto o sin coro mixto, es una obra impresionante, muy espectacular, quise hacer una composición para que la tuvieran todas las bandas, no quería ganar dinero de esta obra, la quería regalar a todas las bandas. De hecho se pueden descargar gratuitamente desde mi web las partituras, para que esté al alcance de todos, e incluso hice una versión facilitada que la titulé “Ave Fénix” para que las bandas de menos músicos o más jóvenes también la pudieran tener en su repertorio. Quise hacer una dedicatoria a todos los que nos protegieron, a los que nos ayudaron, sin olvidar a todos los que nos dejaron. Quise plasmar todo lo que ocurrió. Desde que aparece el virus, cuando se expande, cuando llega el confinamiento, las ocho de la tarde con las ocho campanadas del reloj para salir a aplaudir a los balcones… todo está plasmado en la obra, hasta ese final apoteósico del Aleluya, porque todo pasa y todo resurge de las cenizas, como el Fénix, y de nuevo vuelve la normalidad. Es una composición que estrené en Barcelona ya que tuve la oportunidad de juntar allí tres coros con la banda sinfónica de Barcelona. Fue un estreno muy emocionante, esperemos que en la Comunitat Valenciana podamos estrenarla en algún momento porque es una obra muy emotiva.
Vinculado durante muchos años al mundo de las Sociedades Musicales. ¿Qué le ha venido aportando estas experiencias a su estatus como músico?
Yo me he formado en una banda de música y gracias a ellas están saliendo grandes músicos. Empecé con el piano pero a los 8 años pedí a mis padres que quería tocar en una banda y me apuntaron a la Primitiva de Paiporta donde me ofrecieron el bombardino como primer instrumento. Yo quería la percusión, pero lo agradezco porque gracias a eso he tocado un instrumento de viento metal y lo conozco. Estuve cuatro años con él y después ya cogí la percusión y dejé el bombardino. Desde entonces he estado ligado a la banda, recuerdo hacer arreglos de muy joven allí en la Primitiva Paiporta. Nos pasábamos el día los chavales de aquel momento estudiando allí, charlando, haciendo música juntos… Luego, con 15 años dirigí la Banda Juvenil de la Primitiva de Paiporta y ya de más mayor dirigí la Banda Sinfónica. Estuve 20 años en Paiporta para luego ir al Ateneu Musical de Cullera, que es donde estoy ahora. Gracias a las sociedades musicales, muchos músicos vivimos de la música, de esta afición. Es un verdadero lujo poder trabajar del hobbie y esto es gracias a las sociedades musicales. Animo a todos los jóvenes a que no estén solo por pasarlo bien, que se preocupen un poquito porque pueden conseguir vivir del sueño que uno se propone.
Díganos algo sobre el Ateneu Musical de Cullera. Una de las grandes del mundo, una referencia icónica, es o lo sabemos. Pero ¿cuéntenos su experiencia sobre esta singladura?
Es una de las grandes bandas del mundo donde se tiene la oportunidad de tocar obras que no se pueden tocar en cualquier banda, lo que a mí me hace muy feliz porque muchas veces estas limitado con el repertorio. El Ateneu Musical es una gran familia, estoy muy a gusto con ellos, se trabaja muy duro porque se trabaja con poco tiempo y tienes que sacar el máximo. Con el ciclo que nos presenta el Ayuntamiento de Cullera, cada dos semanas tenemos un concierto, por lo que tienes que ser muy minucioso con el tiempo para preparar las obras y ahí están todos siempre. Cuando suena el pito que digo yo, vienen todos y están todos muy por la labor. Me siento muy querido allí, muy respetado y yo también los quiero un mucho y espero que la música siempre nos mantenga unidos.
Finalmente, cómo ha ido el concurso de composición diseñado por usted y que lleva el nombre de “Emili Giménez Bou”. Estamos casi en octubre y comienza la fase final. ¿En qué estado nos encontramos?
Ahora mismo se ha cerrado el plazo de presentación de obras y tenemos unas semanas duras de trabajo, de estudios de las partituras, de análisis, de escuchas… Espero que a finales de octubre o noviembre ya estén los ganadores. Se han presentado muchas obras de todo el mundo, ha sido un éxito la convocatoria.