Por Juandedios Leal, Director de lasBandas
Los políticos profesionales, los que de buen grado mantienen la pulsión del bien común, terminan cayendo en la paradoja en su búsqueda de soluciones para los problemas que, día a día, como un abanico satreano, se les presentan a la puerta de sus despachos.
Vivimos ahora la paradoja de la complicidad, después de que reinara ésta durante los primeros meses de la pandemia, cuando sobre todo desde el gobierno central se arbitró un plan de emergencia que llegó a cubrir buena parte de las necesidades de los sujetos activos de la sociedad económica, también la cultural.
Pero, cuando la complicidad se convierte en contemplación aparece como una paradoja. Cuando, ahora, las ayudas directas del gobierno central llegan a determinados cenáculos de las comunidades autónomas, para aquellos que recibieron aportaciones financieras entonces, se les acaba el oxígeno porque se les cierra el grifo aunque el gota gota dure hasta ocho años.
Con ello, por ejemlo, ¿de qué valen que las peticiones al IVF valenciano administrando dinero “central” sean cursadas si al final es la SGR, presidida por el mismo presidente que el IVF quien evalúa las garantías del peticionario sin atender la variable de excepcionalidad que dio lugar a la creación de la línea? ¿De qué vale que la banca haya aprovechado los ICOs para reducir sus riesgos directos y considere después que los ICOs forman parte del pool bancario financiero de cada empresa –estáis muy endeudados– dicen? Un fraude moral.
Solo la conciencia radical nos acercará con mayor énfasis al pensamiento de Hegel de que todos somos hijos de nuestro tiempo y que incluso el pensamiento está aherrojado por nuestra realidad. La conciencia radical es un método de comprensión de las cosas que nos acontecen como individuos y como colectivo. En estos tiempos de globalización, sin embargo, las conciencias vienen siendo condicionadas por los cimientos ideológicos, como la religión y la política; aquélla desde tiempos antiguos, sobre todo desde la victoria del monoteísmo, ésta desde que se unió pensamiento con praxis: liberalismo, socialismo, hoy, incluso populismo reaccionario…
Con esta pandemia hemos pasado de la complicidad a la contemplación. Al diluirse las alarmas, que es lo mismo que acostumbrarnos a los peligros por convivir con ellas, surge una manera más relajada y contemplativa de los problemas. El ser humano es capaz de convivir con el riesgo mientras uno no sea víctima del mismo. Lo que no tiene sentido es que las instituciones públicas caigan en esta trampa. Aparentar ayudas, trazarlas y comunicarlas publicitariamente, repartir cuatro migajas y el pastel gordo sea para quienes no hubieran necesitado de pandemia alguna para acceder a créditos blandos.
Solo la conciencia radical con una actitud fenomenológica (método desarrollado por Edmund Husserl que, partiendo de la descripción de las entidades y cosas presentes (…) logra captar su esencia pura) podremos distanciarnos del espejo de la realidad para poder interpretarla con acierto.
¿Qué está pasando en los tiempos de la Covid-19? ¿Por qué los responsables han viajado desde los primeros momentos de la complicidad a una contemplación, llamémosla, “suficiente”? ¿Por qué razones, con la llegada de las vacunas, las principales actuaciones van dirigidas a su extensión con la vaga e incluso falsa certeza de que con ellas todo volverá a ser lo mismo? De la contemplación al conformismo solo hay un paso. ¿Cómo va a sobrevivir el mundo de la cultura?
O dicho de manera más abrupta. ¿Se convertirán los préstamos ICOs en una trampa saducea, es decir una cuestión capciosa proclive al engaño? La pulsión Puig, certera casi siempre, debería ahondar en los intrincados métodos del IVF, que es de todos y en este caso con dinero del gobierno central, que es más nuestro, aunque don Manuel piense otra cosa.
De fiesta en fiesta hasta la victoria final
Sí, somos hijos de nuestro tiempo, aquí en esta casa, partidarios de la complicidad solidaria y de la protección a los más débiles, pues los poderosos no precisan tanto del oxígeno como los desposeídos. Por eso tenemos una conciencia crítica, gracias a los dioses que diría un clásico.
No hemos querido volver la vista atrás sin que por el camino hallemos algo que nos hizo avanzar con dignidad. Renovamos la página web, el mítico diario online que nació con este proyecto (véanse págs. 16 y 17); después de 10 años de vida del digital, y de 4 del online.
Es nuestra aportación a la complicidad de este momento en que todo parece cambiar hacia la contemplación estéril.