Andrés Perelló (Buñol, 1960) llegó desde la Unesco donde fue embajador de España con el objetivo de relanzar Casa Mediterráneo.
Una entidad del Ministerio de Asuntos Exteriores. Fundada en 2009, Casa Mediterráneo se configura como un instrumento de diplomacia pública cuyo objetivo fundamental consiste en el fomento del conocimiento mutuo y el acercamiento entre España y el resto de los países de la cuenca mediterránea…, dice de sí misma la institución.
Perelló ha sido un destacado embajador que hizo relumbrar a España de forma más que destacada, en una corporación de la ONU, como es la Unesco, tan relevante en la preservación del patrimonio y los ámbitos de la cultura y la educación.
Al llegar a Casa Mediterráneo, en apenas unas semanas, la ha situado en el mapa, y desde instancias de todo tipo, municipales, autonómicas, nacionales y como es lógico, del ámbito mediterráneo, han notado su presencia de insistente actividad. Alcalde de su pueblo, Buñol, su actividad política ha pasado por todos los niveles, diputado y portavoz en Cortes Valencianas, senador, europarlamentario…
Y en cuanto a la música, siendo de Buñol, siempre cuenta que él vivió en una casa con un litro y un feo, con dos balcones, uno para cada bandera, y con el sonido de la música de dos de las grandes bandas de música del mundo. De ahí su afán por seguir el rastro de la música como nexo de unión de las esencias mediterráneas.
Pregunta.- La cultura del mundo occidental proviene de la tradición grecolatina, Que se ha incrementado con el judaísmo y su correlato cristiano. Y además con la tradición musulmana. ¿Es un mar de culturas? ¿es posible la alianza estratégica para elaborar acciones comunes?
Respuesta.- Es un mar de culturas, sí, siempre lo fue, y de concepciones religiosas diferentes y de distintas visiones del mundo. Ahí radica su riqueza, en algo tan bello como el pluralismo y la tolerancia y el respeto al diferente. Este mar, que tan solo representa el 1% del agua del mundo, fue en su día el único mundo conocido, y de él partieron quienes descubrieron otros mares y otros mundos, por ello hay que redescubrirlo y hacer que vuelva a aportar a un mundo en tensión como el que vivimos todo cuanto es capaz de aportar para la paz y el entendimiento.
P – La música tiene el don de la universalidad. La música, dicen, nos hace más libres. En la babel de nuestras civilizaciones, tal vez con las matemáticas, es de las pocas actividades humanas que logra entenderse por todos. ¿Qué papel puede y debe jugar la música en la conformación de una conciencia mediterránea?
R – Tenemos, entre lenguas y dialectos unas 85 formas de expresarnos en el mediterráneo y siete alfabetos, pero el único que es común a todos es el que escribe en pentagrama. La música es la única lengua que entienden todos los seres humanos e incluso afecta a seres no humanos. No cabe duda, pues, de que su papel en la creación de una conciencia mediterránea es fundamental. Es la columna vertebral del entendimiento de una civilización.
P – ¿Y qué papel puede jugar la música en este afán en una estrategia de Alianza de Civilizaciones para la paz?
R – Lo decía en la pregunta anterior, la música demuestra que hay algo que nos puede unir, que nos demuestra que por muchas diferencias políticas, religiosas o culturales que podamos tener, la música nos recuerda que es posible sentirse iguales. Una partitura la lee igual un árabe que un francés, un cristiano que un musulmán o un judío. Nos indica que podemos ser capaces de hacer el mismo arte ante el mismo interés, es este caso el interés de hacer de los sonidos un conjunto de percepciones evocadoras de paz y tranquilidad. Es la magia de la música. En esta Casa estamos trabajando sobre tener una pieza de música que identifique nuestro mar y nuestros pueblos.
“La música nos recuerda que es posible sentirse iguales”
P – Después de su fructífera experiencia política en la UNESCO como embajador de España, ahora sigue en la política internacional en su proyección mediterránea. Casa Mediterráneo es un desarrollo del ministerio de Asuntos Exteriores. No lo voy a preguntar por cómo ha encontrado su estructura y su dinámica. Pero sabemos de su enorme actividad estos meses por visibilizarla. ¿Cuál es su proyecto?
R – Mi proyecto es lograr que en torno a la cuenca mediterránea se desarrolle una conciencia colectiva de pertenencia a una parte del mundo que comparte pasado, y por tanto Historia, Gastronomía, Cultura, y un mar hermoso que sigue siendo “Nostrum”. Y para ello tenemos el maravilloso instrumento de este Consorcio de Diplomacia Publica que es Casa Mediterráneo.
P – Y su recorrido…
R – El recorrido, entiendo que, de este proyecto, sale de Alicante y, como diría Serrat, va de Algeciras a Estambul, a través de nuestras embajadas en la cuenca mediterránea y del trabajo con la sociedad civil mediterránea.
P – La Comunitat Valenciana es tierra de música. Y tal vez su explosión en todos los ámbitos tiene un sentido transversal. “No hay pueblo sin música”. ¿Qué papel puede jugar Casa Mediterráneo en el intercambio de experiencias entre los países de la cuenca mediterránea?
R – La misión de esta casa es acercar las dos orillas del mediterráneo, dar a conocer nuestras culturas en un viaje de ida y vuelta, por eso esta Casa debe ser un agitador de los intercambios culturales entre todos los pueblos de la cuenca, tan cercanos en lo geográfico y tan lejanos a veces en nuestro conocimiento mutuo y relaciones.
P – Si Casa Mediterráneo pudiera crecer y dotarse de medios, ¿no sería importante empezar a pensar en una Orquesta Joven del Mediterráno? O tal vez una Orquesta de Mujeres del Mediterráneo…
R – Sin duda serían proyectos de envergadura y simbolismo singular, pero ha de crecer mucho el presupuesto para poder sostener un proyecto de esas características. A corto plazo no es previsible. Pero no decimos a nada que no. Los acontecimientos, ni en la diplomacia pública, ni en la vida misma, son estáticos, todo es susceptible de cambio. Estaremos a lo que venga siempre para progresas y ampliar horizontes.
“Las bandas son la expresión artística más democrática que se puede encontrar”
P – Ud es de Buñol, ha vivido desde niño el tema de las bandas de música, y fue un recordado alcalde. ¿Qué tipo de sinergias cree que podría existir entre este colectivo único en el mundo y los objetivos de Casa Mediterráneo?
R – Las bandas de música no solo tienen que mostrar al mundo su interpretación y su virtuosidad, también pueden ofrecer una didáctica social de educación colectiva, de formación del ser humano, de participación desinteresada en ofrecer arte a la comunidad vecinal a la que pertenecen. Las bandas son la expresión artística más democrática que se puede encontrar. Se construyen de abajo a arriba, nacen de la participación social en las sociedades que las sustentan y se componen de personas de todo tipo sin distinción de sexo, religión, ideas políticas, clase social, profesión o nivel de estudios. Son una demostración de compromiso social, crecimiento personal y formación humana. Y todo eso es un relato que pueden ofrecer a otros pueblos del mundo de manera didáctica junto con su hacer musical. Si más gente hiciera música de banda desde la infancia habría menos guerras y menos egoísmo en el mundo.