Nada tendría que ver este título de la mítica película de 1957 en el que dos actores de gran estirpe y calado nos cuentan una historia de amistad y compromiso, con Burt Lancaster y Kirk Douglas, en un wéstern inolvidable, si no fuera porque es un duelo, se le diga cómo se le diga a una confrontación entre la Artística y la Armónica.
Amistad y compromiso, competencia y afán de superación. Orgullo de lo que hacen las dos sociedades musicales en una ciudad como Buñol de poco más de 9.000 habitantes. En una lucha incruenta de titanes.
Ahora vuelven a enfrentarse como siempre lo hacen todos los años en el ‘mano a mano’ del mes de agosto; será un mes antes, y la expectación va creciendo paulatinamente en el tejido de Buñol, tan ufanos sus habitantes que todos contienen el aliento para ver si será Earp o Holliday quien se lleve el gato al agua en una contienda en la que las dos sociedades musicales ya han ganado: dar una lección de compromiso por el certamen internacional de bandas más antiguo del mundo y sobre todo consigo mismos, porque han ganado simplemente por decidirse a acudir. Una decisión que va a pasar a los anales de la historia de las sociedades musicales valencianas.
[Con la colaboración de Mamen Broch]
Entrevista con Mario Ortuño, director de la Artística de Buñol
¿Cuál es su relación musical biográfica con el Certamen de Valencia?
La fama del Certamen Internacional de Valencia es conocida y notoria para todos aquellos que nos hemos formado en las sociedades musicales de nuestro país. Son numerosas las bandas de mi alrededor que han participado a lo largo de los años y he podido vivir indirectamente la participación en las diferentes ediciones. Desde que trabajo en la Sociedad Musical La Artística de Buñol he escuchado muchas de las experiencias que esta banda ha vivido a lo largo de los años y, aunque nunca lo viví en primera persona, tengo una idea muy clara de lo que este Certamen supone para los músicos de “La Artística”.
¿Participó suponemos en la toma de decisión? ¿qué argumentos principales esgrimió?
La banda sinfónica de “La Artística” se encuentra en un muy buen momento. Tras la pandemia, las nuevas generaciones de músicos nos están contagiando a todos de una ilusión renovada.
Hace muchos años que la banda no participaba en el Certamen de Valencia y la nueva organización está propiciando que las mejores bandas recuperen el espíritu competitivo. Esperamos que esta experiencia nos ayude a seguir creciendo como grupo y que suponga un gran estímulo para estas nuevas generaciones.
¿Con qué animo afrontan sus músicos este reto? ¿Qué les está recomendando?
Considero que ir a un certamen siempre supone un revulsivo muy importante para los músicos, pero si además supone competir con bandas de la categoría de la Unión de Liria, la Armónica, Tavernes y Schola Cantorum de la Vall d’Uixo la motivación es total. Respiro una gran implicación y ganas de realizar la mejor actuación.
Aún con todo, debemos estar preparados para aceptar con deportividad cualquier resultado y asumir esta experiencia como un paso más hacia el crecimiento de nuestro nivel y de nuestro ambiente social. El veredicto del certamen no debe alterar la inercia que nos está dando tan buenos resultados, al contrario, debe ser un impulsor más.
¿Qué opina de los cambios que se han hecho en el certamen para reflotarlo? ¿queda margen todavía de mejorar? ¿qué le falta todavía?
Creo que era necesario un giro en pro de la recuperación del prestigio del certamen. Las bandas realizan un esfuerzo económico gigante para afrontar estos retos y es importante que así lo compense la organización.
Pero sin duda, lo que más puede ayudar a esa recuperación del prestigio del certamen es la absoluta imparcialidad del jurado. En cualquier concurso de estas características hay una parte artística muy difícil de valorar. La subjetividad del arte está ahí y, una vez superados los aspectos técnicos objetivamente evaluables, nos queda el criterio personal de quien escucha. Creo que este año el nivel de las bandas va a ser muy alto y va a resultar verdaderamente difícil evaluar. Esperamos que termine el evento con un claro sentido de justicia.
¿Le ha sorprendido la reacción de alguna de las grandes como la de usted en una participación inusitada donde se ha recuperado el sentimiento de la competición?
No mucho, ya que nosotros éramos conocedores de la inscripción al certamen de nuestros competidores antes de formalizar nuestra inscripción. Hacía muchísimos años que esta realidad no se daba y creo que todas las bandas agradecemos recuperar esa competitividad al más alto nivel.
¿Habría que reforzar las vías de comunicación en directo y, posteriormente, de grabación del Certamen?
El Certamen es un evento musical único y de una relevancia muy importante. Sería interesante realizar la mejor difusión posible para que el nivel de nuestras bandas sea escuchado en todos los lugares.
¿Podría resultar los cambios un estímulo para recuperar el Certamen con el prestigio que antes tenía?
Se ha mejorado las condiciones, las ayudas económicas y la repercusión mediática. Todo esto ayuda a que las bandas puedan participar con mayor regularidad. Pero, como dije anteriormente, el verdadero prestigio quedará en la objetiva evaluación de las actuaciones sin que otros agentes distorsionen este criterio. Hay un componente artístico que siempre quedará a la libre interpretación del que evalúa, y esto supone una enorme responsabilidad por parte del jurado.
¿Qué significa para usted como director este nuevo reto y en qué medida puede resultar beneficioso para la banda y sociedad que representa?
Para mí es una oportunidad única de preparar un repertorio increíble con la mejor plantilla de músicos que esta banda puede ofrecer. El simple hecho de competir en la máxima categoría contra bandas de este nivel y llevando el escudo de “Los Feos” de Buñol, me hace sentir un privilegiado al ocupar una posición tan importante en este momento histórico.
Pero, para mí, el verdadero éxito sería que esta ilusión se mantuviera más allá del certamen. Que lo vivido y lo aprendido nos haga un grupo más sólido, de más calidad y mejor compenetrado. Que nuestros músicos valoren el trabajo y la música por encima del veredicto. Que esta experiencia nos una todavía más y nos ilusione a asumir nuevos retos en el futuro.
Mario Ortuño opina sobre el programa de La Artística de Buñol en el Certamen de València
L’Arbre Blanc de Pere Vicalet, obra obligada
La obra obligada de cualquier certamen es el termómetro donde mejor se puede comparar a bandas dentro de la misma categoría. En esta ocasión, “L’Arbre Blanc” de Pere Vicalet supone un reto rítmico, tímbrico y de texturas que esperamos exprimir al máximo y dar vida a todo ese mensaje que encierra.
Cuarta Sinfonía de David Maslanka, obra de libre elección
La obra libre que hemos elegido es la 4ª Sinfonía de David Maslanka. Una obra que ya es una de las obras fundamentales de la literatura bandística mundial. Además, es un lenguaje que en esta banda siempre ha funcionado muy bien y que se ajusta como un guante a nuestro particular sonido.