Nada tendría que ver este título de la mítica película de 1957 en el que dos actores de gran estirpe y calado nos cuentan una historia de amistad y compromiso, con Burt Lancaster y Kirk Douglas, en un wéstern inolvidable si no fuera porque es un duelo, se le diga cómo se le diga a una confrontación entre la Artística y la Armónica.
Amistad y compromiso, competencia y afán de superación. Orgullo de lo que hacen las dos sociedades musicales en una ciudad como Buñol de poco más de 9.000 habitantes. En una lucha incruenta de titanes.
Ahora vuelven a enfrentarse como siempre lo hacen todos los años en el ‘mano a mano’ del mes de agosto; será un mes antes, y la expectación va creciendo paulatinamente en el tejido de Buñol, tan ufanos sus habitantes que todos contienen el aliento para ver si será Earp o Holliday quien se lleve el gato al agua en una contienda en la que las dos sociedades musicales ya han ganado: dar una lección de compromiso por el certamen internacional de bandas más antiguo del mundo y sobre todo consigo mismos, porque han ganado simplemente por decidirse a acudir. Una decisión que va a pasar a los anales de la historia de las sociedades musicales valencianas.
[Con la colaboración de Marisa Cervera]
¿Cuál es su relación musical biográfica con el Certamen de Valencia?
Siempre he sido un enamorado del Certamen. Mi primer contacto con este fue como intérprete, como percusionista de la SUAM d’Ontinyent allá por el 1997.
Fue mi primer certamen también como director, en 2009 junto a “l’Ateneu Musical i Cultural d’Albalat de la Ribera”. Nunca olvidaré ese momento, la plaza de toros, la impactante versión que hicimos de “Waite of the world”.
He participado dos veces más como director en la Sección de Honor: en 2012 de nuevo con “l’Ateneu Musical i Cultural d’Albalat de la Ribera” y en 2016 con la “Agrupació Musical Santa Cecilia de Castalla”. También dirigí en 2018 a la Banda de la FSMCV en la apertura de la Sección de Honor.
Como compositor se me encargó en el 2015 la composición de la obra obligada de la 2ª sección, “Adromeda”. También he tenido la fortuna de escuchar, en muchas ocasiones, mi música en las diferentes secciones.
¿Participó suponemos en la toma de decisión? ¿qué argumentos principales esgrimió?
Desde el inicio, la participación en el Certamen ha sido un objetivo arraigado en los propósitos de la Sociedad, convirtiéndose así en un componente esencial de mi proyecto.
El certamen se enfoca en alcanzar máximo nivel artístico, promoviendo la colaboración y la cohesión entre los miembros de la sociedad. Trabajar en conjunto, disfrutar del proceso y crear música dentro de esta gran familia que es El Litro, son valores fundamentales que abrazamos.
¿Con qué animo afrontan sus músicos este reto? ¿Qué les está recomendando?
La emoción entre los músicos es palpable. Después de muchos años, El Litro regresa al certamen en una edición que se vislumbra como excepcional. En mi opinión, y así se lo hago saber a los músicos, es crucial saborear cada paso que nos conduzca hasta el 21 de julio. Este proceso no solo fortalecerá nuestro grupo, sino que también estrechará nuestros lazos y nos llenará de orgullo por formar parte de esta maravillosa sociedad musical. Es una oportunidad para crecer banda y como equipo, enfrentando juntos los desafíos que se presenten en el camino y llevando a la sociedad a su máximo nivel artístico.
¿Qué opina de los cambios que se han hecho en el certamen para reflotarlo? ¿queda margen todavía de mejorar? ¿qué le falta todavía?
El cambio era imperativo. El certamen había perdido su estatus como referencia internacional, una posición que siempre había sido su sello distintivo. La falta de interés por parte de muchas sociedades musicales para participar era una clara señal de la necesidad de modificaciones. Ahora, es crucial consolidar estos cambios y asegurarnos de que el Certamen realmente experimente un renacimiento. Esto implica no solo implementar las reformas necesarias, sino también garantizar su permanencia y efectividad a largo plazo. Es un proceso que requiere un compromiso continuo y una atención meticulosa para restaurar y fortalecer la reputación y el atractivo del certamen a nivel internacional.
¿Le ha sorprendido la reacción de alguna de las grandes como la de usted en una participación inusitada donde se ha recuperado el sentimiento de la competición?
Ciertamente no anticipaba la participación de algunas sociedades con las que nos enfrentaremos en el Certamen. Sin embargo, lo veo como una ventaja para nuestro grupo. Competir con los mejores representa un desafío emocionante que nos impulsa a superarnos. Esta situación nos motiva a mostrar todo nuestro potencial y habilidades musicales al máximo. Nos brinda la oportunidad de demostrar nuestra destreza y dedicación en un escenario competitivo y nos inspira a alcanzar nuevas alturas en nuestro rendimiento.
¿Habría que reforzar las formas de comunicación en directo y, posteriormente, de grabación del Certamen?
Un evento a nivel internacional tan importante como el Certamen, no puede tener un streaming como el del pasado año con una única cámara muy alejada del escenario y con un sonido tan deficitario.
Un evento de nivel internacional como el Certamen merece una transmisión en streaming que esté a la altura de su importancia. El streaming del año pasado, con una única cámara ubicada a gran distancia del escenario y un sonido deficiente, no cumplió con las expectativas. Es fundamental que la transmisión capture la esencia y la emoción del evento, brindando a los espectadores una experiencia inmersiva y de alta calidad. Una transmisión de calidad es esencial para garantizar que el Certamen pueda ser disfrutado por personas de todo el mundo como se merece.
¿Podría resultar los cambios un estímulo para recuperar el Certamen con el prestigio que antes tenía?
Estoy convencido de que estos cambios revitalizarán por completo el certamen. De hecho, basta con observar la respuesta que ha recibido este año para confirmarlo. La reacción positiva y el entusiasmo que ha generado entre los participantes y el público demuestran que vamos por el camino correcto.
Se ha creado un renovado interés en el certamen y han generado una expectativa palpable en la comunidad musical. Estoy seguro de que esta tendencia seguirá creciendo y que el certamen recuperará su posición como un evento destacado a nivel internacional.
¿Qué significa para usted como director este nuevo reto y en qué medida puede resultar beneficioso para la banda y sociedad que representa?
No solo es un gran desafío, sino también un inmenso orgullo poder competir liderando esta sociedad histórica y estos músicos extraordinarios. Para mí, este desafío representa trabajar al máximo, aprender en cada ensayo, compartir y disfrutar cada momento.
Cada músico desempeña un papel fundamental en este camino. Cada esfuerzo suma y contribuye al éxito final. Este es un proyecto que compartimos. Es en la colaboración, en la superación de obstáculos juntos y en la celebración de pequeñas victorias donde se fortalece el espíritu de equipo.
Creceremos tanto como grupo como en términos artísticos, y estoy seguro de que este viaje, se recordará para siempre.
Saül Gómez, opina sobre el programa de La Armónica de Buñol en el Certamen de València
“L’arbre Blanc”, de Pere Vicalet, obra obligada
“L’arbre blanc” es una obra magnífica, una pieza con un enfoque compositivo excepcional que desarrolla al máximo una única idea central. Nos encontramos ante una obra en la que el trabajo detallado es de vital importancia. Comprender el porqué de cada idea y desarrollo, su origen y su significado dentro del programa, hace que cada ensayo sea una emocionante aventura. Pere es capaz de presentarnos diversos lenguajes de manera magistral, combinando diferentes técnicas con la habilidad de construir un discurso coherente y asombroso. Afrontar una obra de esta complejidad es todo un desafío.
“El jardín de las Hespérides” de José Suñer, obra de libre elección
En mi opinión, estamos delante de una de las obras más importantes escrita en los últimos años para orquesta de vientos. Una obra que une belleza, virtuosismo, técnica.
Cada sección de la orquesta de vientos se ve desafiada al máximo, requiriendo un dominio absoluto de sus habilidades individuales y colectivas.
Es un desafío constante para el conjunto, pero también una oportunidad para explorar nuevas interpretaciones y descubrir matices ocultos en la partitura en cada ensayo.
Se trata de una de esas obras que cualquier director desea trabajar alguna vez.
Por su naturaleza analítica, la obra ofrece una experiencia en constante evolución. Cada vez que se aborda, revela nuevas facetas y posibilidades interpretativas, lo que la convierte en una pieza emocionante y enriquecedora para cualquier conjunto de vientos.