En muchos cenáculos, tertulias y contumaces discusiones de salón, oír el término prensa de proximidad es como un eco de batucadas molestas, como chirriar allá a lo lejos, como algo molesto que rompe la rutina de rutinas, de “no me vuelvas a cambiar la ley”: o peor aún: “yo para estar simplemente necesito mostrarme en las redes sociales”, el nuevo sancta sanctorum del pueblo elegido o dicho de otra manera, de los tontos de salón. De ellos no quedará piedra sobre piedra.
La prensa de proximidad, por el contrario, es la fuerza más vertebradora que tenemos las comunidades con una identidad diferenciada, procedente, fundamentalmente, de tener, como nosotros, una lengua diferente de la otra.
Hace cuarenta años la sociedad valenciana se buscaba a sí misma; hoy nadie duda de nuestra manera de ser, tan mestiza, tan híbrida y tan singular, como no hay otra igual. Nos parecemos a todos nuestros vecinos, pero no somos iguales a ninguno de ellos
La prensa de proximidad es la expresión más dinámica del nuevo periodismo: se basa en como dijo Josep Ritort, Secretario General de l’AMIC (Associació de Mitjans d’Informació i Comunicació), de la que este periódico forma parte: “Un mitjà de comunicación de proximitat és l’equivalent a la plaça del poble”*
Dos años después
Estos días en los despachos de la Dirección General de Política Lingüística se está dilucidando el futuro de muchos medios de comunicación, tras dos años de silencio culpable que han quedado en un erial de sufrimiento por cuenta ajena.
En los años 2019 y 2020 se vieron interrumpidas las convocatorias de las subvenciones al fomento del valenciano en medios de comunicación. Asustaban tanto las demandas y querellas, las investigaciones y sus secuelas..; hubo tanta indeterminación que han transcurrido casi tres años para que la dirección general citada haya reanudado su compromiso con las subvenciones al valenciano en los medios.
Ahora todo ha cambiado y vuelve una partida también presupuestada en 2019 y 2020 y de la que nadie sabe a dónde se han derivado aquellas y, ahora, por el contrario la partida más fuerte es para los medios online, sin que ni se valore ni puntue la condición de prensa de proximidad, sin contar, pues, con la plaza del pueblo.
Los medios online se lleva el más grande trozo del pastel, claro, y lo ininteligible de eso de los usuarios únicos –qué querrá decir…–, que además te lo tiene que auditar obligatoriamente la OJD si le autorizas con tus claves de Google Analitycs, claro. Lo de las alforjas de Cervantes. Nosotros tenemos más de 135 mil páginas consultadas pero lo de usuarios únicos no nos cuadra.
Y para la evaluación la prensa universal diaria se llevará el gato al agua, que dicen los castizos y tampoco se valorará la desaparición de medios de referencia, como La Veu, por ejemplo, punta de lanza de proximidad de muchos otros. Veremos cómo resuelve la dirección general que tantos beneplácitos ha recibido desde el silencio de dos años de desierto y esperas.
Cuando hablamos de prensa de proximidad en este país nuestro tan valenciano se antoja percibir un horizonte de lugares comunes, sofisticados esfuerzos por parecer tan modernitos que muchos responsables y ejecutivos terminan oliendo a naftalina antigua, como, por ejemplo, algunas de las agencias de publicidad que administran para sí mismas con la valentía de la impunidad un método en el que nadie les ha obligado tener en cuenta a la prensa de proximidad.
Hablar con determinados publicitarios de prensa de proximidad es como mentarles el bicho; como si dijeran, “no me compliques la vida, chaval”; “nosotros tenemos a Comscore”, que es un pantallazo de nauseabundo olor, del que determinadas agencias se nutren para evaluar el tráfico en la red de dominios. Y no les vale ni Google Analitycs ni OJD, vaya por deus, aquí no, allí, sí.
No te quieren si eres prensa de proximidad (para que te evalúan te piden un presupuesto de cinco mil eurazos, en Coscore), y menos si tu lengua principal es el valenciano. A nosotros nos han dicho literalmente: “tenéis menos audiencia que La Razón”. O nosotros no hemos entendido nada, o a alguno de estos profesionales se le ha ido la olla. Además de ser falso. Tenemos más audiencia.La prensa de proximidad es como las casas de postas de la edad Media, allí donde se identifica el terreno, se traza de nuevo el camino y donde se reposa de cuando en cuando para recuperar el aliento. Cuidémosla.