DIRECTORES CONFINADOS. Como tantos otros trabajadores de la cultura, los directores de nuestras agrupaciones también se han visto afectados por esta crisis. Su actividad se ha paralizado en gran parte debido a la imposibilidad de realizar ensayos y a la cancelación de los conciertos.
A la directora Lidón Valer estos días de encierro le provocan sentimientos encontrados: “Por una parte está bien, porque podemos dedicar tiempo a nosotros mismos, podemos disponer de ese preciado tesoro que es el tiempo estudiando, enfrascándonos en proyectos y descubriendo facetas que normalmente no podemos hacer, pero por otro lado un poco triste por la situación y por lo mal que lo están pasando determinados amigos y amigas mías”, cuenta.
Las actividades previstas canceladas han sido muchísimas “y otras estamos esperando por si cancelamos ya o nos esperamos. Para la gente que nos dedicamos a la cultura es una situación inestable que previsiblemente irá para largo y será crítica. Esperemos que algunas de las actividades sean simplemente aplazamientos pero tiene mala pinta”.
A pesar de las circunstancias, sigue trabajando, aunque de manera diferente. Según Lidón “la situación te impone un límite muy importante en la música que es la comunicación directa, el tú a tú, el sentimiento, la complicidad… y con una pantalla de por medio es muy complicado. Estamos haciendo propuestas variadas: unas más musicales y otras únicamente de propia escapatoria de la situación (hemos hecho incluso una clase de zumba por videoconferencia). Tenemos que hacer actividades de todo tipo en el mundo amateur en una situación “normal”, así que imagínate durante esta crisis. La gente necesita actividades para que la cabeza esté ocupada y se pueda, de paso, divertir”.
Y en este momento lanza una reflexión: “Lo leemos mucho en redes sociales, en publicaciones… van quitando el arte de las enseñanzas obligatorias pero luego recurrimos todos a cantar y bailar juntos para encontrar la felicidad y la cordura. Esto debería ser importante para los que nos organizan”. Y se muestra convencida de que “sin duda esta experiencia tendrá consecuencias sobre nuestra forma de ver la vida. ¿La tendrá también sobre nuestra concepción de la cultura? Esperemos que sí, pero, aunque siempre soy muy positiva, en este caso no lo veo tan claro. No me da esa sensación. Creo que con el tiempo volveremos a estar donde estábamos pero hará falta mucho tiempo… más del que creemos”.