Sin un nítido hilo conductor, aunque sí con algunas líneas melódicas recurrentes o algunos motivos y temas recursivos, esta selección de poemes, textos i pretextos hace partícipe al lector de una experiencia sonora, quasi musical.
Su carácter fragmentario no es una casualidad, más bien es el resultado de una no intención, de una hibridación de géneros, de una azarosa manera de vivir la escritura, de una necesidad de experimentar con las sonoridades y la visualidad de las palabras.
“Y es que Galiana ha escrito sus sonidos como un libro incompleto y desordenado, asegura la periodista y guionista Maria Tomàs en el prólogo, como corresponde al jugador lingüístico sin miedo a la palabra y contra el tiempo del fonema sin frontera. Ese bajo continuo en una obra con la que quiere engañarse al això diuen que fue y no era. Una cuestión de valor. Ni pentagramas, ni poesía, ni dibujo ni ensayo.”
La edición del poemario cuenta con algunas ilustraciones del artista Carlos Maiques.