La primera edición del Concurso Bankia de Orquestas Sinfónicas de la Comunitat Valenciana, celebrado durante este pasado fin de semana en el Palau de les Arts, ha cerrado su debut con una sobresaliente nota que le augura un futuro prometedor. Y es que esta cita musical, que ha nacido con el objetivo de mejorar la calidad de las orquestas sinfónicas que dependen de las Sociedades Musicales valencianas, tal y como sucede desde hace décadas con las diferentes competiciones musicales para bandas que se celebran en la Comunitat, ha venido para quedarse y ya se trabaja en la organización de las ediciones futuras.
Durante los dos días que se ha celebrado este concurso musical, hasta seis formaciones han pasado por el escenario, agrupadas en dos categorías, para dar a conocer no solo el enorme nivel de los intérpretes valencianos, sino para demostrar que las bandas de música no son la única salida que hay para los músicos de las sociedades musicales.
Así, si la calidad de los músicos y directores ha quedado más que demostrada en esta cita tras dos días de conciertos, el concurso también ha servido para ensalzar el trabajo de la Orquesta Sinfónica de “La Primitiva” de Rafelbuñol, que resultó ser la ganadora en la categoría Salvador Giner, que agrupaba a las formaciones de entre 30 y 50 músicos y que aumenta así el palmarés de premios de una de las Sociedades Musicales más prestigiosas del territorio valenciano
Los de Rafelbuñol, con el director Pablo Marqués al frente, fueron los primeros en subir al escenario el pasado sábado, para dar muestra de su buen hacer con la “Suite Checa Op.39”, de Antonín Dvorák, y la “Sinfonía núm.2 en re mayor Op.36” de Ludwig van Beethoven, unas piezas que les valieron el reconocimiento de un jurado formado por Manuel Galduf, Claudia Montero y Jordi Bernácer.
La Orquesta José Perpiñán de la Sociedad Musical de Segorbe, dirigida por Daniel Gómez Asensio; la Orquestra Simfònica Juvenil de l’Ateneu Musical de Cullera, dirigida por Pascual Martínez Martínez; y la Jove Orquestra de la Societat la Primitiva Setabense de Xàtiva, dirigida por José Martínez Colomina; cerraron las actuaciones en esta sección que continuaron durante la tarde del sábado.
La mañana del domingo fue el turno de las dos formaciones más grandes, con hasta 110 instrumentos, que estaban enmarcadas en la categoría Martín y Soler. En esta sección, la Orquesta de Cuerda de la Societat Musical d’Alboraia, y la Orquesta Sinfónica de la Sociedad Musical Santa Cecília de Cullera se disputaban el primer premio con dos montajes espectaculares.
La primera en subir al escenario fue la formación de l´Horta, que apostó por la “Sinfonía nº 5 en do menor, op. 67”, de Beethoven, y el “Concierto para piano y orquesta nº 2 op. 18” de Rakhmàninov. No obstante, la gloria fue para la formación de la Ribera Baixa, que se impuso en las votaciones del jurado tras interpretar la pieza “Coriolano Op.62” de Ludwig van Beethoven, y la “Sinfonía núm. 9 del Nuevo Mundo”, de Antonín Dvořák. Los de Cullero diron así buena muestra de su calidad y de su larga experiencia sobre los escenarios, dirigidos de forma magistral por el reconocido Carlos Garcés Fuentesalz.
Precisamente, el trabajo de Carlos Garcés fue también reconocido por el jurado, que le atrogó el premio al Mejor Director, valorado con un total de 1.500 euros. Los otros dos primeros premios, por su parte, estaban valorados con 6.000 euros cada uno.
Aún así, más allá de los premios en metálico repartidos, este fin de semana dedicado a las orquestas sinfónicas de la Comunitat Valenciana, ha servido para dar a conocer al público el enorme talento de los músicos e intérpretes que trabajan en las Sociedades Musicales, y para demostrar que las orquestas valencianas tienen mucho que decir en su aportación a la tradición cultural valenciana.
En palabras del propio presidente de la FSMCV, Pedro Rodriguez, este concurso “ha venido para quedarse” y es el primer paso del largo camino que queda por recorrer en la Comunitat Valenciana en el tema orquestal. Según Rodríguez, esta propuesta pretende reproducir el modelo de éxito de las bandas de música, apostando no solo por potenciar una “sana competencia” entre las formaciones, sino por aflorar también los sentimientos identitarios que se han demostrado muy eficaces a la hora de dar a conocer a los profesionales de la música por todo el mundo. Rodriguez afirmó también que para aumentar la relevancia de las orquestas valencianas, es imprescindible que estas formaciones “introduzcan la figura del músico aficionado como parte importante de sus plantillas”, siguiendo el modelo impuesto en las bandas de música y frente a lo que hoy en día sucede en las orquestas valencianas, cuyas plazas están prácticamente “copadas por profesionales o estudiantes en vías de profesionalización”.